Estás
detrás de los cristales
difuninados por reflejos de un mundo
cuya vida te llega amortiguada
(los sonidos no son sonidos, son los ecos de los ecos)
Ves
pero no palpas
ni hueles, ni saboreas, ni sientes allá donde vives
frío o calor
(el habitáculo climatizado mantiene tu corazón perfecto a 36 grados)
Y aquí estoy yo
helándome el culo y las orejas
aguantando el comienzo de un invierno árido
(mis manos calientes apoyadas en el vidrio dejan sus efímeras firmas)
Espero
(te espero)
a este lado
donde el mundo es mundo
y todo se toca