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jueves, 24 de noviembre de 2011

Caníbal

Tus manos me despojaron de la ropa
rasgaron mi camisa,
abrieron la piel,
quebraron los huesos,
arrancaron mi corazón.
Lo saboreas como una fruta...

y yo sólo sé sonreirte y preguntarte a qué sabe.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Parece un delicioso sacrificio.

Saludos.

Juan Ojeda dijo...

Después del amor, entre el apetito y el amor, la pregunta que pende como la sangre cayendo de sus labios; ¿quién soy?,

Muy sugerentes versos, un abrazo.