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martes, 3 de enero de 2012

Nada

Parí un mundo, en medio de dolor, sudor y sangre.
Parí o vomité no estoy segura por qué orificio le dí vida y le miré orgullosa, mi creación, mi criatura.
Parí sola, sin tu contuvernio, y a mis ojos era perfecto, carne de mi carne gestado en mis entrañas.
Y lo abracé y lo amamanté y lo protegí de viento y marea oculto por mil cobijas
Llegó el día.
Orgullosa lo alcé en vilo y lo expuse al sol.
Y se deshizo entre mis dedos 
cenizas
polvo
nada


Ahí está lo que creé con lo que no dijiste, disuelto en el infinito.

1 comentario:

Juan Ojeda dijo...

Efímero (quizás como reverso de la eternidad) el producto de un silencio caro al espíritu; puede que resulte milagroso (esperanzador) parir, escupir, vomitar, llorar, eyacular, defecar, (es interesante pensar en cómo cambia lo expulsado, su estirpe, según el agujero por el cual se vierte al mundo; ni siquiera nuestros agujeros están exentos del prejuicio),,,
Decía, es milagroso parir algo invisible y en soledad. Algo tan cierto que no necesita ser visto, que no precisa del otro para existir.

Un enorme abrazo, nos estamos comentando.